XII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
23 DE JUNIO DE 2013
Zacarías, 12, 10-11
Dice
Dios:
“Yo
derramaré sobre los habitantes de Jerusalén y todos los descendientes de David
un espíritu de gracia y de clemencia.
Todos me mirarán a mí, a quien
traspasaron.
Todos
harán duelo
como duelo por el hijo único.
Todos
llorarán
como se llora la muerte del primer hijo.
Aquel
día será grande el luto de Jerusalén”.
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Carta de San Pablo a los Gálatas 3,
26-29
Todos
sois hijos de Dios por la fe
en Cristo Jesús.
Las
personas incorporadas a Cristo por el bautismo, están
revestidas de Cristo.
Ya
no hay diferencias entre judíos y paganos, esclavos y libres, hombres y
mujeres, porque todos sois
uno en Cristo Jesús.
Vosotros
sois descendientes de Abrahán y herederos
de la promesa porque sois de Cristo.
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Evangelio según San Lucas, 9, 18-24
Jesús
está, un tiempo, orando solo.
Después,
se reúne con sus discípulos.
El
les pregunta:
“¿Quien soy yo? ¿Qué dice la
gente?”.
Los
discípulos contestan:
“Unos
dicen que tú eres Juan Bautista (resucitado), otros dicen que eres Elías, otros
dicen que ha vuelto del pasado alguno de los antiguos profetas.
Entonces,
Jesús dice:
“Y
vosotros... ¿Qué decís? ¿Quién soy yo?”
Pedro,
hablando en nombre de todos, dice:
“Tú
eres el Mesías
de Dios”
Jesús
prohíbe seriamente que ellos lo digan a la gente.
Jesús
dice:
“El Hijo del hombre tiene que
padecer mucho, será rechazado por los ancianos,
los sacerdotes, y los sabios. Será
ejecutado y resucitará al tercer día”.
Entonces
Jesús habla con toda la gente:
“Si alguno quiere seguirme (ser mi
discípulo) debe negarse a si mismo, coger la cruz cada día y venir conmigo.
Si
alguno quiere salvar su vida (en el mundo), la perderá.
Pero,
si alguno pierde su vida por mi, la salvará.
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“¿Quien soy yo? ¿Qué dice la
gente?”.
La
gente dice que eres un profeta; es decir: Jesús es un hombre
valioso
que enseña la voluntad de Dios. Es un hombre inferior a Moisés.
“Tú
eres el
Mesías de Dios”
Pedro
avanza, da un paso más. El pasa de un profeta al Mesías. Pero esta entendido
todavía en sentido judío. Como un
gran hombre
, enviado por Dios, para liberar a su pueblo de los enemigos políticos
“El Hijo del hombre tiene que
padecer mucho.
Será ejecutado y resucitará al
tercer día”.
Jesús
une al Mesías liberador con el Siervo sufriente. El poder de Dios es el Amor y
el Perdón. Jesús es Dios.
Jesús
vence al mal y a la muerte con la humillación y el sufrimiento aceptados por
Amor.
El
sufrimiento no es el final ( resurrección) pero es necesario para que se vea la
victoria de Dios
(El Amor) sobre el pecado ( El egoísmo) colectivo humano.
“Si alguno quiere seguirme (ser mi
discípulo) debe negarse a si mismo, coger la cruz cada día y venir conmigo.
Los
apóstoles han sido enseñados para reconocer la verdadera personalidad de Jesús.
Ahora deben hacerse discípulos, seguirle y aceptar su yugo que es suave y la
carga es ligera.
El
discípulo debe negarse su egoísmo, renunciar al interés personal y colaborar en
la predicación del Reino con obras y palabras, unido
a Jesús.
sois hijos de Dios por la fe
revestidos de Cristo.
herederos de la promesa.
La
fe en Jesús nos ha liberado de la carga de la Ley. Hemos dejado
de ser niños
para cambiar a ser hijos de Dios en el Hijo Jesús.
Creer
en Jesús es querer vivir como discípulos
suyos, seguirle, ir con Él, por su camino de cruz.
Ser capaces de renunciar a
nuestros opiniones e intereses ( nuestra vida) para unirnos al Evangelio ( la
vida de Jesús) .
Debemos
aceptar también las cosas que matan (crucifican) nuestro egoísmo para que el
Espíritu de Cristo actúe en nosotros y seamos revestidos de Cristo.
Por
la fe y el bautismo entramos en la descendencia de Abraham.
Todos me mirarán a mí, a quien
traspasaron.
harán duelo como duelo por el hijo
único.
Del
Mesías crucificado viene el espíritu de conversión.
Dios
da a su pueblo el Espíritu que da ternura
para mirar
a la Victima del pecado colectivo, empuja a pedir
perdón
y llorar arrepentidos.